La máscara de gas

Un día se presentó en mi casa Andrés con una máscara como de la Segunda Guerra Mundial o así, que me dio un susto el muy cabrón que se estuvo riendo un verano entero, porque en mi casa se duerme en esas fechas con la puerta abierta del patio y se coló en el salón, y con mi madre como cómplice se pegó a mi cara y me tocó la pierna. Se me cayeron las gafas al suelo y me entró hipo. Los dos se rieron, a mi madre se la seguía oyendo por el pasillo.
Me quedé mirando, esperando la explicación al numerito. Respiraba y empañaba la máscara, veía sus ojos a través del cristal ora sí, ora no. "Ya se qué es lo que pasa",-dijo mi amigo el de la máscara- "vamos a la calle porque tu necesitas otra como esta". -Claro está no me moví del salón, ni el tampoco-.
"Después de ver a la gente, la forma de comportarse ante sus parejas, cuando hablan cuando son tres y quieren mostrarse mejores, más sinceros, más profundos". -Cogí un cuenco con palomitas, estaban rancias porque sobraron de la noche anterior pero quería que viese que se enrollaba bastante. No le importó, así que escupí las palomitas blandas y continuó-. "Hay creo, una especie de hecho, que está en todas esas miradas, comportamientos, actos voluntarios, algo, que esquiva el camino natural de las cosas, un gusto cobarde y consciente de la persona por terminar con las cosas y las historias que apenas comienzan a crearse, un aborto en la ilusión del otro, un miedo, a ser participes de felicidad y verlo. Y siempre ha sido igual, unas veces lo provocamos, otras toca verlo de cerca, pero no podemos cambiarlo. Por eso lo quiero ver como un virus, ambiental, -esto le hizo gracia, se quitó la máscara porque al reír le resultaba incómodo-, ambiental porque viaja rápido y al que más y al que menos le ha hecho efecto ya. -Me colocó la máscara arrugándome las orejas y siguió-. Yo, doctor ´Virus Causa´, he aprendido la lección por infección, te entrego a ti, caballero de la palomita rancia, esta máscara salvadora con la que espero seas el primer humano al que el virus no le afecte, y puedas en un futuro,. ¿eres tonto ó qué te pasa hoy?, -le reproché mientras me levantaba la máscara- Y puedas en un futuro.. -siguió- comenzar una nueva raza de amigos sin contaminar. -terminó con un golpecito en el morro del artilugio que me enfureció más si cabe, pero es verdad que su tontería de esa tarde nos animó a los dos, y luego me contó las mismas batallitas que su abuelo le contaba de la procedencia de la máscara de gas-.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

...tu madre por el pasillo aún riéndose del susto...
;)

Anónimo dijo...

Para las bacterias hay antibióticos...pero para los virus no. Te mandan reposo en cama y medicación para paliar el dolor.
- ¿Cree que tiene cura Doctor?
...Yo me voy a la cama.

Anónimo dijo...

Vaya... yo pensaba que eras muy feo y resulta que no, que llevas puesta una máscara para no contaminarte de mí. Bueno por lo menos sabes que el virus no afecta a la Piel...