circo cuadrado

Su habitación ya no se parecía a la que una vez se convirtió en un improvisado circo cuadrado, donde las estrellas se abrazaban en la pista para inmortalizar aquel sorprendente momento ante un ojo digital. Danzaban entonces la fantasía, el teatro, y la ilusión, como dijo uno de los payasos en aquel instante. Dejó en el suelo una caja, sacó del fondo de ésta una fotografía, y aún arrodillado me confesó,. -"Nadie podrá conseguir mi cara de sorpresa, ni a nadie dibujaré constelaciones en el cielo de un hotel, ni sus lágrimas agradecerán el esfuerzo por hacerla feliz,. porque no existirá nadie que sólo tenga la intención de contemplar ese momento"-.

Le ayudé a terminar de guardar los objetos pares y algunas fotografías de los estantes. No veo mejoría en su forma de ver el final de las cosas, vuelve una y otra vez a recordar situaciones donde según dice era feliz, le observo mientras recoge recuerdos y sonríe, como si no quisiera saber por qué hacemos esto, como si sólo fuera un traslado de habitación. En ocasiones sonríe sin medida, pensando quizás en una falsa ilusión, que el traslado será con ella.

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